Fútbol y derechos LGBTIQ+

artículo de blog

El mundo del deporte se ha visto permeado históricamente por los poderes económicos y políticos que han intentado utilizar las prácticas lúdicas y profesionales como un vehículo para legitimar ideologías. La lista de implicaciones es tan larga como ancha, pues no solo se trata de asuntos de patrocinios, derechos y contratos, sino de los intereses escondidos que los consumidores del deporte, cualquiera que sea, hemos pasado por alto, quizá jugando al desentendimiento o prefiriendo hacer la vista gorda desde la tribuna. 

Los deportes populares, como el fútbol, han servido de cortina para los líderes más poderosos al momento de maquillar las implicaciones sociales, políticas y jurídicas de un país o del mundo entero. La pelota se ha manchado. En el fútbol siempre ha estado presente la homofobia, pues, aunque históricamente la homosexualidad de los futbolistas no haya trascendido a las redes como un alarido mediático, cuesta pensar que, desde la profesionalización del deporte a finales del siglo XIX, no haya existido un solo futbolista homosexual hasta 1990 que el jugador de la Premier League, Justin Fashanu, declaró abiertamente su preferencia sexual de manera forzada, luego de ser presionado por diario The Sun: “O lo cuentas y te pagamos por ello o igualmente lo sacamos y no recibirás nada de dinero”, reveló Nick Baker en su libro Forbidden Fowrard sobre la historia de Fashanau. 

Pese a que el pisoteo de los derechos de dicha comunidad no es solo un vestigio del pasado, sí se han adelantado esfuerzos por hacer del fútbol profesional un deporte más inclusivo, por supuesto producto de una modernidad que se moviliza con fervor en pro de humanizar el deporte y el mundo. Por ejemplo, en una resolución tramitada por la Federación Alemana de Fútbol (DFB), se decidió que los y las futbolistas trans o no binarios, podrán optar, según su identidad (y no su biología), por enlistarse en equipos masculinos o femeninos. 

La ironía persiste, la elección continúa siendo binaria, por más que incluya a la población que no lo es, pero los esfuerzos apuntan a una adaptación institucional importante: "El reglamento prevé que los jugadores cuyo estado civil es 'diverso' o 'no específico' y aquellos que hagan corresponder su sexo a su género pueden en el futuro decidir ellos mismos si son elegibles para jugar en un equipo femenino o masculino (…) Esto se aplica igualmente a jugadores transgénero que ahora pueden cambiar en un momento determinado por sí mismos o seguir en el equipo en el que han jugado antes". (DFB)

Según parece, la actualidad se mueve en una dirección favorable para el reconocimiento de los derechos de las personas pertenecientes a las comunidades LGBTIQ+, y así se le exige a las instituciones un acompañamiento que, además, triste o no, les conviene hacer. Continuar por esta ruta es ciertamente un reto y queda mucho terreno por descubrir y sufragar, no en vano se llevó a cabo en Mundial de Catar 2022 pese a que es uno de los 70 países donde están criminalizadas las relaciones homosexuales y quienes las tengan, o lo demuestren en público, podrían penalizarse hasta con siete años de prisión. 

Por último, es importante destacar la gestión de La Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en los últimos años, ha acogido con satisfacción la firma de varios acuerdos, entre ellos, el primer Acuerdo Laboral Global (ALG), el cual cubre las condiciones de trabajo y los derechos de los futbolistas profesionales. En este, se tratan cuestiones como las normas de empleo, las medidas para hacer frente a la discriminación y el racismo tanto dentro como fuera de la cancha, y otras formas de abuso. Así, el mismo reza "El fútbol tiene el poder de inspirar y unir a personas de todas las nacionalidades y condiciones sociales, independientemente del género y la etnia. Los futbolistas, independientemente del tipo de relación laboral, requieren, como mínimo, estar protegidos por los principios y derechos fundamentales en el trabajo”. En cualquier caso, todavía queda mucha tela por cortar en el ámbito de los derechos humanos y el fútbol, que sigue siendo un deporte escenario de toda clase faltas a la dignidad humana, pero que sí ha incursionado en mitigarlas, sobre todo a la luz de los micrófonos mediáticos que le permitan seguir lavándose las manos. 

Referencias: 

Baker, N. (2013). Forbidden Forward: The Justin Fashanu story. Reid Publishing. 

López, A. (2021). Sobre sexo, género, ciencia y… fútbol. ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. Tomado de: https://escepticos.es

Roig, A (2020). Fútbol y Homofobia. #FootballPeople/Fare. Tomado de: https://ddd.uab.ca

Méndez, F. (2020). ACERCAMIENTO A LA DIVERSIDAD SEXUAL Y EL GÉNERO NO BINARIO EN ATLETAS COLOMBIANOS DE RENDIMIENTO. Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Tomado de: http:///bitstream

Vilaplana, J. (2022). Mundial de Qatar: ¿los derechos humanos en segundo lugar?. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales, p.1-6. Tomado de: https://www.ceeriglobal.org

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